Nuestro motor
El verdadero trabajo lo llevan las familias caficultoras. Fieles a las tradicionales técnicas de cultivo, recolectan los granos manualmente y posteriormente los secan al sol. Lo residuos orgánicos de la finca son el fertilizante que alimenta las plantaciones. Luego, y de manera conjunta, damos seguimiento a todo el proceso de producción, determinando el nivel óptimo de tostado de cada lote.
Así, la situación geográfica, junto con las manos expertas de gente apasionada por el café, dan como resultado un café especialmente suave y equilibrado, con aromas dulces de frutos rojos y un sabor con notas de uva y vino. Un producto que la familia Guevara estamos muy orgullosos de poder compartir con todo el mundo.